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Tehuantepec (Norma Guzmán Sibaja).- El pasado 18 de
Septiembre, la comunidad católica de la Diócesis de Tehuantepec se reunió en la
Catedral para celebrar el cumpleaños número 69 del Obispo, Óscar Armando Campos
Contreras.
El
clérigo se dijo muy contento y agradecido con las diferentes muestras de cariño,
en una comunidad tan participativa como lo es la de Tehuantepec, llena de
cariño para con la vida del sacerdote y de la Iglesia.
Durante
la homilía dominical, con la lectura del libro del profeta Amós, que se refiere
a quienes buscan al pobre sólo para arruinarlo y disminuyen las medidas,
aumentan los precios, alteran las balanzas y obligan al pobre a venderse, Dios,
nunca olvidará estas acciones.
Así
como el Evangelio según San Lucas, que narra el proceder de un administrador
acusado de malgastar los bienes de su amo. No hay criado que pueda servir a dos
amos… no se puede servir a Dios y al dinero.
El
Obispo hizo oración por los Jefes de estado y demás autoridades, para que
podamos llevar una vida más tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en
todo sentido.
Dijo
que la corrupción se ha impregnado en cada uno, resultado de que hemos fallado,
pues las nuevas generaciones han adoptado una visión muy individualista de la
vida, muy egoísta y sumamente materialista, donde el bien es sólo lo inmediato,
lo tangible, lo material.
Sobre
todo, expuso, cuando estas comodidades o beneficios se puedan conseguir de la
manera más fácil. Y es que los padres piensan dar a los hijos lo que ellos no
tuvieron, significa darles lo material, sin transmitirles los valores, el
respeto, el esfuerzo, el trabajo, la fraternidad, el perdón y el servicio a los
demás.
Y
es que, dijo, no hay comunicación directa entre padres e hijos, se pierde la
relación. Los padres de familia de hoy se esfuerzan por trabajar mucho y llevar
comodidades, bienestar económico y seguridad material al hogar, lo cual impide
la comunidad directa, saber cómo está el corazón de los muchachos, los hijos
viven con su celular nuevo, con marcas de renombre y los padres de familia
piensan que con eso han cumplido. Es momento de reflexión y de pedirle a Dios
qué es lo que hay que darle a las nuevas generaciones.
Porque,
cuando el dinero tiene más valor que las personas, entonces se presenta el
crimen, la extorsión, el secuestro. Hay que esforzarnos por mejorar la vida
personal y de la familia, luchando por un mundo más honesto y más transparente,
precisó monseñor.