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Oaxaca (Antulio López).- El acoso está
tipificado como un delito, pero, por años, este tipo de delito ha quedado
impune. A raíz de una manifestación de alumnos del COBAO, plantel 32, Cuilapam
de Guerrero, sale a la luz las cifras sobre el acoso escolar.
De
acuerdo a estudios y análisis de datos por el Consorcio para el Diálogo Parlamentario
para la Equidad, así como el Panorama de Violencia contra las mujeres (ENDIREH) realizado por el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI) en
Oaxaca, y la Comisión Nacional de Derechos Humanos; la entidad Oaxaqueña se
encuentra en los primeros lugares por altas cifras de acoso, en sus diversas
vertientes: acoso escolar, acoso sexual, acoso político o acoso laboral.
Las
cifras en los últimos años se han incrementado en cuanto a las denuncias de
casos de acoso en las escuelas; no obstante, los investigadores aseguran que
los números son aún mayores, por aquellos jóvenes que no se atreven a
denunciar.
La
escuela es un espacio que debería considerarse seguro para todos sus integrantes.
De acuerdo a sus investigaciones, En las escuelas el acoso sexual entre
compañeros es más común, seguido por el
acoso que pueden ejercer los profesores o por otros empleados o alguna
autoridad educativa.
Los
estudios presentados señalan que en la entidad; 2 de cada 100 mujeres que
realizaron estudios, por lo menos básicos, aseguran haber sido víctimas de
algún tipo de acoso; entre los incidentes sufridos están: haber sido
denigradas, humilladas, ignoradas o menospreciadas por ser mujeres; también,
haber recibido propuestas de tipo sexual a cambio de mejores calificaciones; agresiones
físicas como haber sido obligadas a tener relaciones sexuales, o haber sido
objeto de castigos por negarse a determinadas pretensiones de parte de sus
maestros o compañeros.
El
suceso en el plantel No. 32 del Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca (COBAO), Cuilapam de Guerrero, se
denunció a través de redes sociales el acoso por parte del intendente de la
institución, quien fotografiaba a las alumnas debajo de sus faldas.
Lamentablemente, como en la mayoría de estos casos de acoso; las autoridades y
el sindicato solo se limitaron a separar al trabajador del cargo, planeando, tal vez, un cambio de adscripción, pero
el procedimiento no continuó, sin sanción penal, ni proceso jurídico.