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Oaxaca (Boletín).- Cada año como parte de las fiestas de los Lunes del Cerro, el público oaxaqueño y las personas que visitan la Verde Antequera, acuden a disfrutar del espectáculo de danza, luz y sonido titulado Donají…La leyenda, en donde el trabajo de 150 personas, entre ejecutantes en escena y creativos de diferentes especialidades, luce de manera espectacular en el marco del Auditorio Guelaguetza en el Cerro del Fortín.
Bajo el mando del maestro Fernando Rosales, el Grupo Folklórico de Oaxaca despliega su talento frente a las 26 mil personas que, en dos funciones, abarrotan las gradas de la Rotonda de la Azucena, y todas salen satisfechas después de ser testigos de la historia de amor, heroísmo y sacrificio de la princesa Donají.
Más allá de la parte artística, un esfuerzo como el que desempeña este grupo de creadores y creadoras establece vínculos muy fuertes entre ellos, los ensayos se vuelven más exhaustivos conforme se acerca el momento de la representación, momento que demandará toda su capacidad para hacer lucir al máximo la coreografía que han pulido con constancia, repitiendo sus pasos en el segundo patio del Palacio Municipal, incluso bajo la lluvia.
Las y los participantes aman la danza, pero no todos se dedican de tiempo completo a este arte, muchas personas son estudiantes o se encuentran ya incorporadas a la vida laboral y después de sus actividades cotidianas, a pesar del peso de las obligaciones diarias, se disponen a dejar atrás el cansancio y entregarse a la fascinante experiencia del cuerpo en movimiento.
Las y los ejecutantes son muy jóvenes, sus edades fluctúan entre los 14 y los 27 años; sin importar que hagan los papeles principales o el coro de doncellas y guerreros, todas las personas despliegan el mismo entusiasmo en los ensayos.
Explorando las historias de vida y las percepciones personales que hay detrás de este espectáculo, haremos un recorrido de la mano de cuatro artistas que representan a los personajes principales.
Bajo el mando del maestro Fernando Rosales, el Grupo Folklórico de Oaxaca despliega su talento frente a las 26 mil personas que, en dos funciones, abarrotan las gradas de la Rotonda de la Azucena, y todas salen satisfechas después de ser testigos de la historia de amor, heroísmo y sacrificio de la princesa Donají.
Más allá de la parte artística, un esfuerzo como el que desempeña este grupo de creadores y creadoras establece vínculos muy fuertes entre ellos, los ensayos se vuelven más exhaustivos conforme se acerca el momento de la representación, momento que demandará toda su capacidad para hacer lucir al máximo la coreografía que han pulido con constancia, repitiendo sus pasos en el segundo patio del Palacio Municipal, incluso bajo la lluvia.
Las y los participantes aman la danza, pero no todos se dedican de tiempo completo a este arte, muchas personas son estudiantes o se encuentran ya incorporadas a la vida laboral y después de sus actividades cotidianas, a pesar del peso de las obligaciones diarias, se disponen a dejar atrás el cansancio y entregarse a la fascinante experiencia del cuerpo en movimiento.
Las y los ejecutantes son muy jóvenes, sus edades fluctúan entre los 14 y los 27 años; sin importar que hagan los papeles principales o el coro de doncellas y guerreros, todas las personas despliegan el mismo entusiasmo en los ensayos.
Explorando las historias de vida y las percepciones personales que hay detrás de este espectáculo, haremos un recorrido de la mano de cuatro artistas que representan a los personajes principales.