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Juchitán
(Norma Guzmán Sibaja).- En noviembre del
año 2014, el Presidente Municipal de Juchitán, Saúl Vicente Vásquez, presumió a
la sociedad del Istmo sus nuevos y modernos semáforos; de los cuales olvidó
informar la inversión tanto para su adquisición como para su instalación; lo
que sí, se supo, poco tiempo después, es que eran ineficientes e inoperantes para
una ciudad como Juchitán, pero sobre todo, por el lugar en donde se ubicaron
estas señales viales.
En
menos de un mes, los nuevos y modernos semáforos ya no servían, se dijo, que la delincuencia había
logrado robarse la red de cables y que se requería de 800 mil pesos sólo para
la reparación de una parte del sistema.
Al
alcalde, Saúl Vicente se le olvidó u omitió informar del costo de esta
semaforización; se habla de más de 3 millones de pesos, empleados por la administración
municipal de Juchitán para colocar estos semáforos que, en la actualidad son
sustituidos por elementos de vialidad y que, en algunos lugares, como lo es la
entrada al Tecnológico de Juchitán, no sólo no son respetados, sino que
representan un serio peligro para los conductores, quienes en cualquier momento
pueden ser asaltados mientras esperan el cambio de color.
Por
casi un año, los semáforos que se encuentran frente a las entradas de las
tiendas Aurrerá y Soriana se mantuvieron descompuestos, los conductores y,
sobretodo, los transeúntes, cruzaban “con la bendición de Dios”, esta arteria
que comprende parte de la carretera federal.
La
modernización y restructuración de los semáforos del crucero y de algunas
avenidas y calles de Juchitán, sólo cubre los desvíos de recursos de las
actuales autoridades, casi 4 millones de pesos, y en nada ayuda a mejorar los
problemas de vialidad en la ciudad, comentó un elemento de tránsito del estado,
ahora convertido en policía vial.