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Oaxaca
(Antulio López).- Más de la mitad del clero oaxaqueño tiene familia declaró en
cadena nacional Apolonio Merino Hernández, el sacerdote suspendido luego de
denunciar las violaciones del cura Gerardo Silvestre Hernández en contra de
cientos de niños indígenas en Oaxaca; pero que, de acuerdo al arzobispo de Antequera,
se le retiró del cargo porque incumplió el celibato y tiene familia.
Apolonio
Marino Hernández aceptó que mantuvo una relación con una mujer y que tiene
hijos, sin embargo, aclaró que la
mayoría de los sacerdotes en Oaxaca tienen familia.
Y
reiteró que la suspensión por parte de la Arquidiócesis de Antequera en Oaxaca
obedece a que ha acompañado a las víctimas a denunciar los presuntos casos de
pederastia por parte del párroco de San Pablo Huitzo, en la comunidad indígena
de Villa Alta, señaló que quiere regresar al ejercicio de su ministerio porque
considera “injusta” la sanción.
Explicó
que en Oaxaca, de 112 parroquias, hay un aproximado de 124 sacerdotes, de los
cuales, de 1976 a 1993, se decía que el 70 por ciento tenían familia; es decir,
han ido contra la disciplina del celibato.
Por su parte, el representantes del Foro Oaxaqueño
de la Niñez (FONI), agrupación que integra a 18 asociaciones civiles de Oaxaca
y sacerdotes de esta entidad, anunció que pedirán la intervención del Papa
Francisco para que el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández sea juzgado por la
ley civil y clerical, pero en México, por haber abusado por años, de más de 100
niños indígenas en las diferentes comunidades en donde prestó su servicio
sacerdotal.
El presunto pederasta, desde el 29 de noviembre del
2013, está recluido en el centro de Reinserción Social 12 pero no se le ha
dictado sentencia.
El padre, Jorge Pérez García, quien también fue
suspendido de sus funciones clericales, indicó que el arzobispo se comprometió
a mandar a una comisión a investigar lo sucedido en la Sierra, pero
lamentablemente esta “supuesta comisión investigadora” no encontró ningún
delito, al igual que el vaticano, que mediante una carta informó que “la causa quedaba desestimada”.
Además, afirmó, que 9 sacerdotes fueron señalados y amenazados con ser suspendidos, por tratar de
ayudar y escuchar a los niños agredidos, así como a sus familiares.