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Plantaciones forestales La Victoria, San Juan Guichicovi.- (Extracto de ¡PIDO LA PALABRA!/ Raúl Maldonado Mendoza).- Originario de Santa Catarina Ixtepeji, Don Esteban Méndez Gómez, llegó al municipio de Guichicovi .
Su musa ha sido la naturaleza. Musa de un trabajo en el que ha depositado: alma, corazón y vida. Trabajo que le propicia un sostén económico, pero que a la humanidad le genera beneficios invaluables.
Miles de árboles sembrados en un amplio espacio de terreno; ha puesto en práctica una combinación de técnicas agrícolas y, a lo largo de 9 décadas, ha podido cosechar, no sólo el café que en un principio fue su principal actividad económica, sino también, grandes amistades.
El pasado 21 de agosto, rodeado de sus 8 hijos, yernos, nueras y nietos, Don Esteban festejó su cumpleaños, los acordes musicales de la banda de música de Zacatepec, Mixes, sonorizaba un entorno donde la naturaleza era el foco principal.
Su musa ha sido la naturaleza. Musa de un trabajo en el que ha depositado: alma, corazón y vida. Trabajo que le propicia un sostén económico, pero que a la humanidad le genera beneficios invaluables.
Miles de árboles sembrados en un amplio espacio de terreno; ha puesto en práctica una combinación de técnicas agrícolas y, a lo largo de 9 décadas, ha podido cosechar, no sólo el café que en un principio fue su principal actividad económica, sino también, grandes amistades.
El pasado 21 de agosto, rodeado de sus 8 hijos, yernos, nueras y nietos, Don Esteban festejó su cumpleaños, los acordes musicales de la banda de música de Zacatepec, Mixes, sonorizaba un entorno donde la naturaleza era el foco principal.
Don Esteban Méndez; el hombre árbol. Más de 60 años de su vida han sido en medio de la naturaleza, entre el canto de los pájaros, con la compañía de las mariposas y teniendo por amigos a los armadillos y a los venados; pero han sido los árboles su principal interés, sus compañeros leales.
Cuenta que un árbol “guarda su secreto”, él lo sembró y le platicó sus sueños, sus anhelos y sus proyectos, y conforme se iba desarrollando, iban cumpliéndose sus objetivos, ha ido acumulando honores y reconocimientos, hoy el árbol está frondoso y alcanza gran altura; como él, todo un personaje de la naturaleza. Se dice que el día que derriben el árbol o se seque, él partirá al viaje sin retorno. Y a la pregunta de cuál es el árbol. Siempre se escucha por respuesta “eso sí no te lo puedo decir”.
Con una jornada de preservación de recursos naturales festejamos un aniversario más de su vida; una vida que tiene raíces profundas y que eleva al cielo su altura. Escuchamos su palabra, forjada en la universidad de la vida, una palabra que se ha escuchado y muy fuerte en el Congreso Internacional del Medio Ambiente, celebrado en Quintana Roo, en 1995; una voz que ganó el PREMIO AL MÉRITO NACIONAL FORESTAL 1999.
A los 90 años luce en plenitud de facultades, habla fluidamente, camina con ligereza, a menudo hasta con mayor gallardía que cualquiera, convive siempre amable y atento.
Con megáfono en mano fue narrando los trabajos desarrollados ante la presencia de Esteban Ortiz Rodea, delegado de SEMARNAT, -después arribó Edgar Guzmán Corral, delegado de SAGARPA-, y más de cien invitados a la pachanga, celebrada ya rebasada la puerta de la selva.
Una vida como la del hombre-árbol, multiplicada en cada una de las regiones del planeta, habría evitado los tsunamis, el deshielo, el calentamiento global, y todo un catálogo apocalíptico como el que ya está padeciendo la humanidad.