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Tehuantepec (Alexander López Ulloa).- Los trabajos realizados en el mercado “Jesús Carranza”, no garantizan la seguridad de los locatarios, ni la de las personas que acuden a adquirir sus productos, denunció el señor Isaías Martínez, uno de los comerciantes que se había establecido frente al palacio Municipal de Tehuantepec.Dijo que la Dirección Estatal de Protección Civil, ratificó el dictamen de riesgo emitido en el 2008, aún así, los comerciantes hemos acordado regresar al mercado ara limpiar las calles de Tehuantepec y evitar más molestias, agregó.
Recordó que después del sismo, el 1 de junio del 2008 un pedazo de loza principal del mercado se desprendió, por lo cual después de los estudios correspondientes, Protección Civil ordenó el desalojo de ese centro de abasto, y recomendó la sustitución de la losa, antes de poder utilizar el mercado.
Entrevistado cuando desmantelaba su puesto, que durante dos años tuvo en la calle 5 de Mayo, se dijo en desacuerdo por regresar al mercado, y a modo de pesar, mencionó que a partir de ahora, se inicia la novela de García Márquez, Crónica de una “desgracia” anunciada.
Isaías Martínez, dijo que las obras que se realizaron en el mercado, ordenadas por el Gobernador, Ulises Ruiz, durante una visita a esa Ciudad, solo fueron al calor de los tiempos electorales, y que no resolvieron los problemas estructurales que presenta el mercado “Jesús Carranza”, por lo cual lo responsabilizó si en algún momento ocurre una desgracia.
Expresó que el problema del mercado público lo genera la política de todos los partidos, desde el actual Presidente Municipal, Diego Santos Díaz, hasta Sofía Castro, José Luis Villalobos, y el propio Martin Vásquez Villanueva.
Han pasado dos años desde que salimos del mercado, dijo, y la gente ya se cansó. La ciudadanía ya no quiere vernos en la calle, y nosotros tampoco queremos estar en ella, con los riesgos que representa; inundaciones, robos, quemas y demás.
No estoy de acuerdo en regresar, pero no puedo ser el único que se quede en la calle, así que esperemos en Dios que no ocurra una desgracia, concluyó.
